viernes, 3 de noviembre de 2006

Encuentro

Su nombre está borrándose de la lápida –dije--, acaso cuando este sea ilegible y nadie la recuerde… ¿será como si nunca hubiese existido?
No --me contestó--, porque de cierta forma todo lo que vivió y lo que hizo, influyó de alguna manera para que el mundo sea como es… a tal grado que tú y yo, hoy estamos aquí. Sigue haciendo historia…

Como si su sepultura hubiese estado revestida de una película imantada, llegué casi mecánicamente a su encuentro. Baudelia. Realmente mi corazón comenzó a pulsar más rápido de lo acostumbrado cuando después de un año me encontré ahí nuevamente, con todo lo que yo era y con todo lo que ella ya no era desde hacía 7 años y que nunca conoceré. ¿Por qué ella y no cualquier otra persona? Por qué nosotros dos, extraños, frente a ella en una helada noche de noviembre, en una fría noche del día de muertos… Talvez debe de ir en busca de los ecos de su existencia.

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