lunes, 24 de noviembre de 2008

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lunes, 10 de noviembre de 2008

Corazón en llamas



Entonces el corazón me explotó. Se vació de lágrimas primero. Me duele el cariño chiquito, le dije, refiriéndome a la víscera palpitante que quería salirse del pecho y huir a donde no fuera sometida al torrente de conmociones provocadas por aquel ser animado de colores que lo estruja y acaricia. Y latía con fuerza al tiempo que se volvía demente, casi a apunto del colapso, pues se sentía muy amado y a la vez solo, quería poseer y a la vez dejar en libertad, permanecer pero a la vez emprender.

Esta vez, el corazón no lograba comprenderse. Siempre había podido explicar cada una de sus taquicardias. Pero ahora no entendía por qué llegaba girando cual hecatombe nuclear cimbrando todas las fibras de mi cuerpo y de paso las de aquel caballero andante que se iba a librar las batallas más feroces con los molinos de viento, los aviones de papel y los más sofisticados interiores de autos.

Ahora se quedará por aquí, tratando de hacer caber sus 117 latidos por minuto en un compás de cuatro tiempos. Y él volverá a colocar la mano sobre mi pecho y encontrará que las pulsaciones entonan un himno autónomo que deshace el credo convencional del amor para convertirlo en un exquisito vodka de pera.

jueves, 6 de noviembre de 2008

lagartijas azules



Hoy escuché a una persona muy, muy feliz hablando en la radio. De entrada contó un cuento. El de la línea que quería ser círculo (luego te lo cuento Hamstersin), ese es buenaso. Entonces ya de entrada el cuento te pone de buenas. Luego se puso a hablar de cómo hay que tratar a la gente, ese rollo de que nadie se mira a los ojos, todos andamos de prisa y con la hostilidad por delante. Me cayó bien, porque no se escuchaba una señora cursi, melosa de weba, sino que realmente se sentía sincero lo que decía. Dijo que cuando le tocaba un reten y le daban el paso, ella bajaba el cristal y les decía a los policías o militares que hacían un excelente trabajo y que les agradecía porque la cuidaban. Wtf!!! Nunca jamás se me habría ocurrido reaccionar de esa manera. Sobre todo en estos días que siento que una nube negra se posa sobre mi cabeza.

Es chido toparse con esas personas, aunque sea indirectamente. Hacen recordar que el mundo sigue siendo bastante habitable.