miércoles, 27 de mayo de 2009

Oda al páncreas

"Neófito es el despertar cada mañana cuando el páncreas se imposta en la cima del mundo".

Situada en el diplomado de cultura y semiología, la instrucción fue hacer una construcción metafórica con palabras que nos fuesen desagradables. Para hacerlo hubo tiempo, mismo que se cruzó con el receso, el cual yo decidí invertir en llevar a cabo una fantasía que rondó mi cabeza las dos anteriores horas, donde yo gozaba un encuentro con un brownie.

Entonces regresé y claro no tenía nada. Cada quien leyó el suyo y mientras llegaba mi turno escribí lo primero que vino a mi mente. Eso estuvo mejor, porque desde luego el chiste de todo aquello era interpretar los mensajes ocultos del inconsciente y definitivamente no tuve tiempo de pensar lo que escribí (corrobórese en la frase arriba colocada).

A decir verdad fue muy interesante lo que interpretaron la clase y el profesor de mi corto y brillante texto, que fue algo así como: la cima del mundo puede ser interpretada como la cabeza, entonces es como pensar con el páncreas, que no es cualquier órgano si no el que produce la insulina, que se puede interpretar el páncreas en la cabeza que regula lo dulce (glucosa) que lo podemos colocar a nivel emocional, además impostar es emitir el sonido sin vacilación ni temor, entonces en el inicio, interpretado de cada mañana es una iniciación, interpretado de neofito, el pensar sin vacilación ni temor, de forma objetiva, pues no se deja llevar por los sentimientos que devienen de la idea… WTF! 0_0

Si esta fue rara, hubo interpretaciones de otras frases que hicieron que me dolieran las costillas de la risa. Hasta le dieron interpretación a lo que dijo alguien que no había alcanzado a terminar el ejercicio refiriéndose a tal hecho: “no tengo frases pero si palabras”.

Es la delicia de encontrarle tres pies al gato, porque yo ni sabía para qué era el páncreas, pero siempre me ha resultado fonéticamente horrible.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Odd Job Jack

La vida me ha permitido pasar días y días enteros filosofando y mirando al vacío. También he tenido la oportunidad de descubrir, aprender y llevar a la práctica el fabuloso y complejo arte de la contemplación. Y esto tengo que reconocer que ha sido hermoso, único e irrepetible, pero como definitivamente no soy una chica apta para el ascetismo posmoderno esta situación me ha llevado también al punto del colapso demencial.

Es por esta razón que en la etapa de mi vida que llamaré “in the meanwhile” me he visto en la imperiosa necesidad de no reducir mis días a caminar en línea recta sin rodear los obstáculos, descubrir andadores secretos en el centro, o contar a la gente que va de rayas vs. gente que va de puntos. Entonces es cuando he intentado ser la persona productiva que hace que la economía circule dentro de póstumo sistema capitalista de mercado… pero no, simplemente no se me da todo aquello.

Eso no significa que crea que estoy llamada a ser una parasito de la sociedad para siempre, o que mi vocación la de ser un outsider vagabundo que vive en un parque (aunque esa idea si suena tentadora). Mi parte positiva del cerebro insta en pensar que tuve un mal plan gelatinoso desde el principio y debido a eso estuve atascada en este lugar sin poder salir del círculo mal.

Pues desde luego que el insertarse en el ambiente laboral implica muchas cosas, como pasar por los menesteres del novato y hacer el trabajo que nadie quiere hacer para ir haciendo los pininos que permitirán el ascenso en la escala del sagrado trabajo. Y eso es algo que nunca estuve dispuesta a hacer pues nunca quise llegar a ningún lado en este sitio. Entonces descartando los trabajos que tuve en dónde no se ganan monedas de oro pero si “gran experiencia y un maravilloso crecimiento personal”, las opciones se reducían y los trabajos temporales alejados de mi área de saber se hacían una realidad que tenía que afrontar.

Pero para qué me engaño, mis trabajos temporales han sido como mis peores relaciones amorosas: no quiero que me hablen de compromiso y en la primera oportunidad salgo corriendo. Es que simplemente no soporto el tedio, la prisión mental en que comienza a convertirse aquello cuando pasa la novedad, todo se hace mecánico y no implica mayor esfuerzo intelectual. Bienvenida al mundo real del trabajo como medio y no como fin. No quería aceptarlo, pero tengo que buscar una situación laboral en la que haya transacción económica si alguna vez quiero salir de aquí, aunque no me agrade la idea.

Ya tengo varias ideas:
- colocadora de tapas de pasta dental
- pintora de rayas de tráfico
- inventora de nombres exóticos para tintes de cabello
- dobladora de alambres para fabricar clips


Y como me encanta reírme de la situación, me identifiqué con una estupenda serie que pasaban en el malamente desaparecido adult swim de cartoon network, “Jack el empleado desempleado”. Entonces está Jack, sociólogo recién egresado de 25 años (ja, ja, ja) y obviamente desempleado que va rolando de empleo en empleo raro que puede sugerirle una agencia. Es una mezcla perfecta de crítica a la soez dinámica laboral actual con excelente toque de humor negro.

Es cuando no me siento tan inadaptada en la desafortunada búsqueda de una vida de tiempo completo. Maldito dilema en entre el querer y el tener que…


martes, 5 de mayo de 2009

EL Topo me dijo

Ayer vi la película de El Topo, puede decirse lo más interesante que he hecho en estos días de encierro involuntario. Al terminar me dejó una sensación mental bastante interesante. Tenía ya sueño pero no me quería dormir. Me sentía como en un estado de apendejamiento iluminado. Desde luego, tengo que confesar que si pudiera escoger el camino al nirvana uno de mis maestros sería Jodorowsky (además de Siddharta y Zygmunt Bauman). Bueno, el punto era que tenía que darle salida a la catarsis que acababa de sufrir por lo que lo único que pude hacer físicamente posible a esas altas horas de la madrugada fue… escribir. Entonces salio algo más o menos así.

A veces resulta mejor hacer las cosas de forma intuitiva que de forma racional. Sentir el cuerpo y dejar que hable. Permitir la languidez ante las resistencias, casi en un estado inconciente, y así estás irán cediendo de manera fluida y natural. Así una vez logré dibujar con mi cuerpo rígido en posturas de marioneta el despertar espiritual del discípulo, la compasión y el sueño de varias noches. Si las hubiera racionalizado demasiado habrían pecado de obvias y estériles. En un principio sólo veía al tigre siendo tigre, cuando sólo lo estaba pensando. Debe haber un sacrificio para llegar a la luz. Es cuando siento, tengo que confiar más en mi yo hacia adentro, en la intuición. Bendita intuición. Admitir el error como una obra perfecta. Romper el maravilloso círculo de vicios… Entonces admito que tengo sed y ansia de entendimiento, hambre de genialidad, padezco de la búsqueda insaciable de reconocimiento y poder. Trato de abrazar y de aferrarme a los pequeños momento de lumínicos, chispazos de luz que muy esporádicamente me ocurren. Pero no me es suficiente, nunca lo es. Y busco escapes mentales fortuitos para disipar la sed y el hambre pero ahí me pierdo. Generalmente suelen ser de plástico falso. De ser yo, tendría los ojos un poco más grandes y el ombligo más a la izquierda.

… si, claro que descubrí el hilo negro (otra vez). Esa peli fue un tripsote.