lunes, 20 de septiembre de 2010

Del escribir y la ballena

Siempre he considerado el escribir como algo muy terapéutico. Por eso cuando me cuestiono el por qué he dejado de escribir, para mi misma, surge la inevitable razón. Escribir significa confrontarme. Escribir significa el reflejo de lo que soy y lo que estoy viviendo. Por eso he sido tan cobarde en los últimos meses, porque tal vez no me iba gustar el resultado de mi ejercicio de escritura, además de que el músculo se me hizo cada vez más flácido que ahora cuesta muchísimo trabajo poder sostener el metafórico lápiz.

Pero cierto es también que cuando no escribo, para mi misma, siento que me pierdo, los momentos, las personas y las cosas se me pierden. Y luego por esta precisa razón suelo llegar a la conclusión que no he aprendido nada en esta vida. Y claro que he aprendido, sólo que se quedo en alguna vereda del subconciente. Por eso tengo la necesidad de guardarlo en una cajita, para mí y para quién quiera, el potaje de efectos y defectos está a la vista.

Por eso voy a dejar de escribir sobre el escribir, y mejor voy a escribir sobre las cosas que me acontecen y que quiero conservar en pequeños fractales que formen parte de la red de la nada y del todo. Bienvenidos de nueva cuenta lectores imaginarios, esto es sólo una bitácora personal en búsqueda del lograr ver completa a la ballena.