martes, 24 de marzo de 2009

ahora la calle es privada

Yo digo que la calle es de todos. Lo que se encuentra delante de tu casa, desde la banqueta ya ha dejado de ser espacio privado. Así debiera de entenderse. Pero la gente no llega a dimensionar estos conceptos y cree que tiene su pedazo de calle (que es el que está enfrente de su casa), eso y como ahora la calle es más de los coches que de la gente puede llegar a ocasionar conflicto.

Lo digo porque se me hizo una escena realmente divertida ver a mi madre llamándole a la poli porque un coche llevaba cinco días estacionado afuera de la casa. Es importante mencionar que tal coche ni obstruía la cochera, ni estaba estacionado en línea amarilla, ni nada que pudiera reclamársele, sólo tuvo el error de estacionarse frente a la casa. Yo le objeté a la señora de la casa que nada podía hacerse pues el coche no estaba cometiendo ninguna infracción y que mientras no tapara la cochera era libre de obstruir su vista panorámica desde la sala.

Ella dijo: pero es molesto porque no caben nuestros coches y se apaña la sombra del árbol que me cuesta 200 pesos podar. Además lleva 5 días ahí y la gente puede pensar que es nuestro y que tenemos muchos carros y puede ser motivo de inseguridad en el futuro (dijo la señora que pretende comprar una camionetota pesada último modelo). Además si lleva tantos días ahí puede traer un cadáver en la cajuela (WTF!).

El chiste es que de un momento a otro ya había tres patrullas circundando la casa. Después de pasado el segundo en el que mi mente paranoica fantaseó con que venían por mí, el cuadro se vio bastante cómico. De todas formas ¿qué podían hacer? Las ciudades se atascan cada vez más de coches y pues hay que dejarlos en algún lado. A lo mejor fue un incrédulo que se hartó de viajar en su burbuja motorizada, decidió abandonarla y continuar su travesía por la vida a pie (si como no).

Yo sigo opinando que la gente es libre de ocupar la calle (aunque sea con coches, ya que). Recuerdo cuando en mis tiempos universitarios en Guanatos, no tenía dónde dejar mi carrito y era muy molesto que los vecinos salieran y te dijeran que no lo estacionaras enfrente de su casa porque era “su espacio”. Y hasta una vez una doñita salió presurosa de su casa para alcanzarme y decirme que la noche anterior (que dejé mi coche frente a su casa) intentaron robarlo pero ella defendió heroicamente el honor de mi auto, así que mejor sería que ya no lo dejara ahí porque era muy peligroso. Bueno, al menos se le agradece su intento ficticio de buena ciudadana, ¿o sería una amenaza?

jueves, 19 de marzo de 2009

Provinciana

Si, debo admitir que soy del tipo ratón de campo, pero me atrae la gran ciudad. Me gusta quedar deslumbrada por sus luces y movimiento vertiginoso. Pero para nadie es un secreto las ventajas y desventajas de las urbanidades pequeñas.

Advantages: “seguridad”, “poco tráfico (jajajaja)”, distancias cortas para llegar a cualquier lado, “ambiente menos hostil”.

Disadvantages: en el caso del benemérito estado de Querétaro, es justo decir que se esfuerzan, lo intentan en serio (un aplauso al Instituto Queretano de la Cultura y las Artes), pero al menos a mí la oferta cultural y no se diga la recreativa siempre me ha dejado con ganas. Pero qué se puede esperar, es obvio que tenga que ser de esta manera, es provincia. Por eso uno se tiene que conformar con lo que nos llega como residuo a los foros super “alternativos” como el desaparecido Iconos y ahora al que se han agarrado para hacer los conciertitos el Life Concert Hall.

Pero bueno, se sigue sintiendo lindo pasear el fin de semana en los tan limpios andadores del centro y levantar pura mirada (excepto si eres Emo, se puede ir con tranquilidad y sin temor alguno).

El punto de este discurso quejoso y poco propositivo, era llegar a mi viajecín del fin de semana al DF. Con el pretexto de Radiohead (ojala tuviera pretextos como ese más seguido), pude rolar un poco por la Ciudad Capital, cosa que para mi desgracia no puedo hacer muy a menudo. Y claro, como buena chica de provincia andaba rígida y un poco temerosa de los mitos defeños que se cuentan al recorrer la ciudad en el metro y camioncito. Lo bueno es que llevaba un muy buen guía que facilitó nuestro mimetismo con el ambiente (creo que la nueva sudadera jamaiquina y el cabello tipo el de los strokes ayudaron bastante).

Resumiendo sucesos relevantes: al fin conocí el Chopo aunque me vi bien noña a la hora de la verdad; excelente sushi en Santa Fe; y Radiohead huuuuuuuu. Creo que ya las palabras sobran para reseñar ese concierto, sólo diré que como veinteañera que los descubrió no hace mucho pude cantar a todo pulmón 20 canciones de 25 (eso qué?) y me agradó asistir a la presentación en la que no tocaron creep, jojojo.

martes, 3 de marzo de 2009

Escritura automática

Aarón me sugirió que subiera un ejercicio de escritura que hice. Fue el resultado de menos de medio minuto de escritura automática estando yo en un contexto psico-afectivo medio sombrío. La escritura automática se trata de permitir que las palabras fluyan a la par de los pensamientos sin ninguna limitante de estilística, de tema o moralidad. O sea, sólo te pones a escribir y ya sin detenerte siquiera a pensar cómo formular la oración.

Este método fue usado principalmente por André Breton y los surrealistas. Consideraban que de esa forma el yo del poeta se manifiesta libre de cualquier represión y deja crecer el poder creador del hombre fuera de cualquier influjo de represión. Su propósito es vencer la censura que se ejerce sobre el inconciente, a través de actos creativos no programados y sin sentido inmediato para la conciencia, que escapan a la voluntad del autor.

Ya sin más preámbulos, copio lo que salió de mí, es corto pues me dieron poco tiempo. Realmente no creo que haya muchos mensajes del subconsciente que descifrar.


Cabello rojo que nace de la cabeza cuando voltea y mira hacia la ventana que ya nunca derrama la luz diminuta, aquella que vi alguna vez antes bajo la lluvia, masticando cada vez más fuerte y preñada de lujuriosas penas que disipan el amarillo del helado una vez más frío como nunca. Y yo corrí directamente hacia aquel lugar y ni siquiera sabía por qué, sólo lo hacía y…
(a este punto me indicaron parar)