jueves, 4 de octubre de 2007

Genealogía


Hoy me comí una ofrenda (esas galletas típicas del día muertos) que mi bisabuela horneó. Degusté la galleta como algo muy especial. Tuve dos sentimientos al respecto. Por un lado se me hace sorprendente que esas manos sigan horneando, y por el otro me llegó ese sentimiento raro de las cosas que debería hacer y no hago, como rescatar de viva voz una parte de mi árbol genealógico. Y aunque mi bisabuela ya no es muy lúcida, porque ya casi no escucha y no ve, ella sigue sembrando, saliendo a la calle y horneando. De hecho no estoy muy segura que ella pueda saber quien soy, pero podría acompañar a mi abuela a visitarla, con ella también me hace falta pasar tiempo, aunque el otro día le ayudé a escoger un mantel psicodélico para su mesa de la cocina.

2 comentarios:

M.a.r.c dijo...

heeeeey mi blog regreso :P

Liwk dijo...

Choco.
Esa foto está super papa - pa.
Y también el post.
Está bien padre saber muchas cosas de la gente del árbol. Como todo ese asunto de la "pilla", cuando nos lo contaron a mí se me hizo super interesante. Como la güera estando en un peace corp o algo así.
Yo creo que la abuela sí está lúcida. Me impresiona de veras.
Por cierto, a mí no me dieron ofrendas!!
Me guardan.
Los vemos.
Bye.