miércoles, 20 de mayo de 2009

Odd Job Jack

La vida me ha permitido pasar días y días enteros filosofando y mirando al vacío. También he tenido la oportunidad de descubrir, aprender y llevar a la práctica el fabuloso y complejo arte de la contemplación. Y esto tengo que reconocer que ha sido hermoso, único e irrepetible, pero como definitivamente no soy una chica apta para el ascetismo posmoderno esta situación me ha llevado también al punto del colapso demencial.

Es por esta razón que en la etapa de mi vida que llamaré “in the meanwhile” me he visto en la imperiosa necesidad de no reducir mis días a caminar en línea recta sin rodear los obstáculos, descubrir andadores secretos en el centro, o contar a la gente que va de rayas vs. gente que va de puntos. Entonces es cuando he intentado ser la persona productiva que hace que la economía circule dentro de póstumo sistema capitalista de mercado… pero no, simplemente no se me da todo aquello.

Eso no significa que crea que estoy llamada a ser una parasito de la sociedad para siempre, o que mi vocación la de ser un outsider vagabundo que vive en un parque (aunque esa idea si suena tentadora). Mi parte positiva del cerebro insta en pensar que tuve un mal plan gelatinoso desde el principio y debido a eso estuve atascada en este lugar sin poder salir del círculo mal.

Pues desde luego que el insertarse en el ambiente laboral implica muchas cosas, como pasar por los menesteres del novato y hacer el trabajo que nadie quiere hacer para ir haciendo los pininos que permitirán el ascenso en la escala del sagrado trabajo. Y eso es algo que nunca estuve dispuesta a hacer pues nunca quise llegar a ningún lado en este sitio. Entonces descartando los trabajos que tuve en dónde no se ganan monedas de oro pero si “gran experiencia y un maravilloso crecimiento personal”, las opciones se reducían y los trabajos temporales alejados de mi área de saber se hacían una realidad que tenía que afrontar.

Pero para qué me engaño, mis trabajos temporales han sido como mis peores relaciones amorosas: no quiero que me hablen de compromiso y en la primera oportunidad salgo corriendo. Es que simplemente no soporto el tedio, la prisión mental en que comienza a convertirse aquello cuando pasa la novedad, todo se hace mecánico y no implica mayor esfuerzo intelectual. Bienvenida al mundo real del trabajo como medio y no como fin. No quería aceptarlo, pero tengo que buscar una situación laboral en la que haya transacción económica si alguna vez quiero salir de aquí, aunque no me agrade la idea.

Ya tengo varias ideas:
- colocadora de tapas de pasta dental
- pintora de rayas de tráfico
- inventora de nombres exóticos para tintes de cabello
- dobladora de alambres para fabricar clips


Y como me encanta reírme de la situación, me identifiqué con una estupenda serie que pasaban en el malamente desaparecido adult swim de cartoon network, “Jack el empleado desempleado”. Entonces está Jack, sociólogo recién egresado de 25 años (ja, ja, ja) y obviamente desempleado que va rolando de empleo en empleo raro que puede sugerirle una agencia. Es una mezcla perfecta de crítica a la soez dinámica laboral actual con excelente toque de humor negro.

Es cuando no me siento tan inadaptada en la desafortunada búsqueda de una vida de tiempo completo. Maldito dilema en entre el querer y el tener que…


3 comentarios:

M.a.r.c dijo...

Amiga ... de todos los trabajos que quieres aplicar... ya lo hacen maquinas ... too late...

Etereotrópica dijo...

ay no es cierto! el de los nombres de tintes de cabello no creo que lo haga una máquina

elevese dijo...

donde te metes????? ven un fin a Guadalajara!!!! grita por ti!!!!!