Hay aprendizajes básicos que necesitamos saber como chicas postmodernas e independientes que se hacen cargo de su alimentación.
Y como bien sabemos, la cocina es como la química, (una analogía que talvez te gustará… o no) hay ingredientes, componentes, mediciones, pizcas, procedimientos, tiempos de cocción, buenos olores, malabarismos con los sartenes y por supuesto paciencia y amor.
Pero como también lo sabemos perfectamente y conocemos nuestros límites, en dentro de nuestra apretada agenda de no morir en medio de la dinámica capitalista de mercado, salvar al mundo y descubrir la antimateria, no queda el tiempo suficiente que quisiéramos para ponernos un delantal sexy y dedicarnos al arte culinario. Sin embargo, tenemos que comer. Por lo tanto te daré algunas recomendaciones que me funcionan para balancear mis consumos calóricos y sobre otras cosas que no tienen que ver con comida pero son buenos consejos para las hermanas menores.
Ya sin tanto choro, pasaré a la receta de hoy que servirá para cumplir con la porción de carbohidratos, los cuáles son buenos para incluirlos dentro de tus comidas (en cantidades adecuadas), para eso de la energía y combustible para el cuerpo.
Primero, ve al super y escoge unos buenos espaguetis Barilla del no. 5 de 200 gramos, de los cuáles usaras las mitad que te alcanzará para dos días o para invitar a cenar a alguien (huuuuu). Después, por ahí por los espaguetis debe estar la salsa, igual Barilla. Puedes escoger arrabiata, al pesto, boloñesa, etc., todas son muy buenas pero escoge dependiendo de lo que se te antoje. A lo mejor salsas de otra marca te hacen ojitos, puedes experimentar pero con Barilla no hay pierde, son muy ricas y no tienen glutamato monosódico. Por cierto, a mí las salsas de Hunts de plano no me gustan.
Bueno ahora que ya tienes tus dos ingredientes básicos hay que disponerse a una rápida preparación. En una cacerola grande, yo creo la más grande que tengas, llénala con agua a la tercera parte. A esta agua le vas a echar un chorritito de aceite de oliva, tres hojas de laurel, un ajo, un cuarto o menos de cebolla (así el pedazo completo, no lo piques ni nada), y poquita sal. Listo, lo tapas, lo pones a fuego alto y esperas a que hierva. Sino tienes todos los ingredientes anteriores puedes poner a hervir el agua sola y también funciona, sólo que no olerá rico.
Mientras hierve puedes leer un buen libro, estudiar, o picarte los ojos, pero procura estar al pendiente de cuando comience a hervir. Ya que el agua está hirviendo (que le salen burbujitas) le echas la mitad de los espaguetis. Esperas a que se hagan medio aguaditos para que queden todos sumergidos y cuentas el tiempo de cocción. En el empaque de los espaguetis dice que lo dejes de 9 a 11 minutos, cuando sea este tiempo puedes sacar un espagueti (sóplale antes porque sino tu lengua sufrirá las consecuencias) y ver si ya se coció, te lo comes y si lo sientes medio duro de adentro (además se puede ver si está crudo de adentro) los dejas otro rato. Yo generalmente los dejo 15 minutos porque me gusta como quedan.
Ya que están cocidos, los vacías en un colador grande para quitarles el agua (como Amelie), les quitas la cebolla, las hojitas, el ajo y todo lo que no sea pasta. Ahora sirves la salsa, según la cantidad de espagueti, en una cacerola o sartén pequeño y lo calientas. Esto está de volada.
Ahora lo que resta es servir el espagueti y ponerle arriba la salsa. Con un poco de queso parmesano arriba queda de lujo. Listo, rico, rico, rico, y no te tardas nada. Ay ya hasta se me antojó.